Para atender la
atribución de emitir directrices relevantes para contribuir a las decisiones tendientes a mejorar la calidad
de la educación, el Instituto elaboró el Modelo para la construcción y emisión de directrices para
la mejora educativa. En dicho Modelo se señala que esta atribución representa una innovación en los
ámbitos nacional e internacional, y que es el mecanismo por el que se busca favorecer la calidad y la
equidad educativas.
Con base en la revisión de la literatura, y de casos y experiencias en materia de emisión de recomendaciones
y directrices, se asume que una directriz es una norma o un principio que provee orientación
sobre las conductas adecuadas. En un sentido más específico, es “una norma técnica en tanto que
las acciones o maneras establecidas para su ejecución se consideran causalmente idóneas y eficaces
para realizar los fines deseados o exigidos” . Para el Instituto, la construcción de
directrices tiene su base en evidencias recogidas mediante diversas evaluaciones, estudios e investigaciones;
se fundamenta en las conclusiones y el conocimiento probados y disponibles sobre el tema
en cuestión, y pretende construir un puente entre las evidencias disponibles y la toma de decisiones
de política educativa.
En esta ocasión, dado que el Instituto está convencido de que los maestros constituyen uno de los
factores más importantes en el cumplimiento del derecho a aprender de todos, las directrices centran
su atención en la formación inicial de los docentes de educación básica. Las directrices en su conjunto
responden a objetivos generales y consideran prioridades estratégicas. En lo particular, cada una de
ellas persigue un propósito específico y plantea aspectos clave de mejora educativa; asimismo, define
las debilidades o riesgos y ofrece alternativas para resolver o enfrentar problemas específicos, llenar
vacíos o solventar un déficit educativo determinado.
Para la elaboración de las cuatro directrices que en seguida se presentan, se tomaron como insumos
los resultados de las evaluaciones para el ingreso al Servicio Profesional Docente (SPD), los de los
Concursos Nacionales para el Otorgamiento de Plazas Docentes y los de los Exámenes Generales de
Conocimientos (EGC) de las escuelas normales. Además, se recurrió a la información sustantiva que la
investigación educativa ha generado sobre la formación inicial de los docentes de educación básica.1
Asimismo, se realizó una revisión de la política educativa en este campo,2 en particular sobre las acciones
enfocadas a las escuelas normales.
Adicionalmente, se llevaron a cabo foros de discusión y consultas con expertos, y entrevistas a actores
clave, entre los que destacan autoridades educativas, docentes y directivos de educación básica y normal.
Este acercamiento permitió afinar el diagnóstico de los problemas y algunos de los aspectos clave
de mejora que las directrices plantean.
1 Ver anexo 1.
2 Ver anexo 2.
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Directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica
Es importante enfatizar que el Instituto concibe la función de evaluar como una herramienta de mejora.
Por ello, busca que los resultados de las recientes evaluaciones a los docentes se utilicen en el
diseño de políticas, programas, acciones y servicios educativos vinculados con el fortalecimiento de su
práctica profesional. Se trata entonces de “promover, a partir del desarrollo de las evaluaciones y de
la emisión de directrices de mejora, que la política educativa pueda habilitar a las personas […] para
garantizar la realización de sus derechos” .
Las directrices para mejorar la formación inicial de los docentes de educación básica que emite el
Instituto son:
Directriz 1. Fortalecer la organización académica de las escuelas normales.
Directriz 2. Desarrollar un Marco Común de educación superior para
la formación inicial de docentes.
Directriz 3. Crear un Sistema Nacional de Información y Prospectiva Docente.
Directriz 4. Organizar un Sistema de Evaluación de la oferta de formación
inicial de docentes.
Orientan estas directrices los dos objetivos generales y las seis prioridades estratégicas que a continuación
se exponen:
Objetivos generales
§§ Contribuir a que las autoridades educativas tomen decisiones tendientes a mejorar la formación
inicial de los docentes con la finalidad de garantizar la idoneidad de los conocimientos y las capacidades
de quienes ingresen al SPD en educación básica.
§§ Generar nuevas dinámicas de trabajo académico, social e institucional para que la formación inicial
de docentes se convierta en una prioridad de la política educativa nacional, y esta profesión se
revalore y alcance un amplio reconocimiento social.
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